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miércoles, 29 de junio de 2011

Arriesgadas decisiones correctas

Ayer, mientras decidía qué debía hacer con respecto a una situación, una persona me contó lo sucedido a un hombre del que le habían hablado:

Él (le llamaré Juan, para hacer más entendible la historia) era jefe de un departamento de cierta organización, y para un nuevo trabajo en el que se iban a ocupar, subió a unos empleados de otra área. La tarea que ellos debían realizar era muy delicada, ya que manejarían grandes sumas de dinero, y debían ser muy honestos con respecto a ellas; ellos lo sabían, ya que Juan se los había explicado. Pasó el tiempo, y sin que éste lo notara, sus subordinados empezaron a extraer dinero de lo recaudado y a registrar montos falsos en el sistema. Cuando él lo notó, les habló duramente, dándoles un ultimátum. Ellos hicieron caso omiso al mismo y siguieron con sus acciones deshonestas. Como eso no podía seguir así, el hombre denunció a sus superiores lo ocurrido y éstos rápidamente tomaron medidas, despidiéndolos. Más tarde los empleados se enteraron de quién había comentado lo que ocurría, y esperaron con palos a que Juan saliera de su trabajo.Cuando este llegó hasta el estacionamiento lo atacaron, y como (gracias a Dios!) habían unos guardacoches cerca del lugar, no recibió muchos golpes, porque éstos lo defendieron.

Hay veces en las que tomar decisiones  puede ser difícil. La pregunta es, me arriesgaría aunque estuviera en juego mi seguridad? Esos son los principios que realmente cuentan, los que quedan tras una situación complicada en la que éstos están en juego. Juan no lo dudó, simplemente hizo lo que era correcto.

martes, 28 de junio de 2011

Me quieren robar!

Hay días que causan gran impresión. Algunos por el solo hecho de ser hermosos, otros por el placer de disfrutar de buena compañía, otros por algún suceso ocurrido, que puede dejar un buen recuerdo en la mente, como también uno malo. El día de ayer, pese a su hermosura, fue de estos últimos, pero de los que dejan impresiones tristes:

Esa noche yo esperaba el colectivo que me llevaría a mi casa tras tomar un examen en la facultad. No había mucha gente en el lugar en el que me encontraba, y, agregando a ello que hacía un frío poco común en la ciudad de Asunción, el ambiente era tranquilo. En determinado momento, un grito rompió el silencio, y éste fue acompañado por el ruído del freno de un auto. Cuando giré para mirar qué ocurría, ví a una joven con rostro asustado cruzando la calle sin mirar a los vehículos que con esfuerzo frenaban ante ella. Al llegar al otro lado de la vereda gritó con desesperación: "Me quieren robar!!". En ese instante, un muchacho que también había cruzado la ruta tras ella, dándose cuenta que las miradas estaban puestas en él, y que había sido descubierto, empezó una acelerada carrera, emprendiéndola también tras él tres hombres intentando atraparlo. Allí miré a la joven, que corriendo y llorando huía del lugar.

En ese momento pequeñas lágrimas empañaron mi vista. Me sorprendió ver a una persona que se animó a enfrentar de manera diferente una circunstancia adversa. Me sorprendió la gente, que pese ser ajenas a la situación, y a poner en riesgo su seguridad, intentaron detener a quien había sido el culpable de lo ocurrido. Me sorprendió que uno no pudiera, de forma tranquila, recorrer las calles en una hermosa noche.

Creo que la imagen de aquél día quedará grabado en mis retinas por mucho más tiempo del que espero.

lunes, 27 de junio de 2011

El Error de la Confianza en el Poder del Estado

Estudiando para un examen encontré un comentario muy bueno sobre error que se comete al evaluar el poder del estado:

"Los tres errores más importantes que se cometen al evaluar el poder de los estados:
El primero es no recordar que siempre es relativo.
El segundo es que el poder de un estado nunca es permanente, punto relacionado con el hecho de que lo que puede ser preeminente en un momento dado puede no ser tan importante en otro.
El tercero es la falacia de un solo factor, que atribuye demasiada importancia a un elemento de poder."

Interesante análisis.

domingo, 26 de junio de 2011

El hombre de Saco

Hace un tiempo atrás había escuchado, yendo en un viejo colectivo, una reprimenda hecha por una pobre viejita, a un hombre. El ómnibus estaba colmado de gente, no la llegué a ver a ella, pero lo oído aún lo recuerdo, y por alguna razón me causó una inolvidable impresión.

Ella estaba pidiendo dinero, y con actitud muy humilde pedía a la gente que de tener algunas monedas que les sobraran, pudieran regalárselas, ya que ella estaba necesitada. Al hablarle a un hombre que volvía del trabajo y estaba de traje, muy elegante, éste le contestó de forma agresiva y despectiva. En ese momento se hizo un silencio, y ella con voz segura, sin orgullo, pero tampoco achicada ante él, le dijo: "Señor, no porque Ud. esté de saco me debe hablar de esa forma, está de saco por eso me dice así, pero yo necesito, solo por eso pido".

Creo que nunca voy a olvidar aquella tarde. Nadie dijo nada, el hombre no contestó a la reprimenda, pero pienso que nunca más volvería a tratar despectivamente a una persona pobre que le pida algo. Y también la viejecita causó una impresión en mí, no pensé que contestaría, pero se defendió correctamente y de forma ubicada. Creo que el joven de saco del ómnibus aprendió una gran lección aquella tarde.

Lo importante es lo de adentro

Hoy, hablando en la mesa, mi papá narró una ilustración muy linda, que quisiera compartirla.



Un vendedor de globos se encontraba en medio de una plaza en un día soleado y lleno de gente. Para atraer la atención de los niños sobre su puesto de venta, cada periodo de tiempo soltaba un globo al aire. Al lado de él, había un pequeño de color de piel muy oscura, que se complacía mirando cada uno de los que lentamente se perdían en el amplio cielo. Primero vio volar uno rojo muy brillante, luego uno amarillo como el sol, más tarde uno verde chillón, y el último fue de color azul, como el mismo cielo. Al verlo confundirse rápidamente entre las nubes, miró al vendedor, y con una preocupación evidente en los ojos le preguntó: "Señor, no tiene alguno negro entre sus globos?" El hombre, compadecido, lo observó un segundo, y le respondió: "Niño, lo que importa realmente no es lo de afuera, sino lo que lleva dentro."

sábado, 25 de junio de 2011

Definición Sencilla de Mediación

Una mediación es una negociación asistida.

Preferencia de una medida No Adversarial a una Adversarial

Nunca es conveniente ir directamente a un juicio (Procedimiento Adversarial) en un conflicto, sin antes pasar por una negociación o una mediación (Procedimiento No Adversarial). Las consecuencias de un litigio siempre son negativas, ya que las relaciones quedan rotas, una de las partes queda disconforme con la sentencia, el dinero que se pierde es muy grande, y el tiempo que puede durar podría alcanzar años. Como ejemplo podríamos citar el conocido caso del enfrentamiento judicial entre Polaroid y Kodak.

Éste comenzó en 1976, tras la última desafiar el monopolio que ejercía la primera en el mercado de las fotografías de revelado automático. La reacción se dió enseguida, cuando los directores de la Polaroid, Edwin Land y William McCune, declararon que estaban dispuestos a luchar contra Kodak, y reivindicar la superioridad de sus productos. Sin embargo, el conflicto duró 5 años, y tras su finalización, quien fuera director de Polaroid declaró que nunca antes habían perdido tanto dinero.

Interés y Posición

En un conflicto siempre hay una posición y un interés. El interés, que es lo que realmente se desea, está oculto tras la posición, pero ésta es la primera que aparece en una negociación o mediación.
Para hacerlo más simple, doy un ejemplo:

Un profesor de universidad desea un aula específica del edificio, va junto al decano de la facultad y la solicita, alegando que ésta posee mayor acústica, y serviría mejor para el desarrollo de su materia. Pero lo que realmente el maestro desea (y ésto va oculto) es utilizar la sala porque ésta le dará mayor prestigio, ya que es dada a los profesores con mayor jerarquía dentro de la institución.

El trabajo del buen mediador es encontrar cuál es el interés real tras una posición. Para ello es interesante utilizar la pregunta: Para qué lo deseas? o Qué lograrías con ello?

viernes, 24 de junio de 2011

Actitud en una Negociación

En un conflicto el pensamiento agresivo debe ser cambiado por uno pacífico, de no hacerlo, nunca se podrá mantener una negociación. Esto implica asumir que el conflicto es de todas las partes, y que no sólo se debe buscar el interés de uno mismo, sino también el de los demás.

Conflicto

Todo conflicto tiene una solución, nuestro trabajo es encontrarla.

Problemas y Personas

Siempre en el conflicto, el problema debe ser separado de la persona. Pero cuando el problema es la persona, con paciencia se debe trabajar sobre la relación.

Resultado de la Negociación

La negociación tiene un premio mayor, pero hay muchos otros premios pequeños por el camino con los que uno puede quedar, aunque pierde el principal.

miércoles, 22 de junio de 2011

El error humano

Nunca pensé que tantos errores podría cometer, aunque me consuelo pensando que el error es parte de la vida, y quien no yerra no es humano, sino un ser divino. Lo bueno del error es que es posible enmendarlo. Ninguno es esclavo de él, aunque podría serlo, de darle lugar. Mejor ser su soberano, y aprovechar la oportunidad para superarlo.

Dulce Viejecita

Una delicada lágrima resbalábase,
Llevando consigo el cruel lamento,
Un amor desgarrado,
Y una pena inmerecida.

Cuántos años habían pasado,
De dejadez y sufrimiento,
En los que el yo no había sido considerado,
Dejándoselo a otro.

Desalmado sería!
Quién no daría su vida,
Por una como la de ella,
Agotada de lamentos!

Anciana la vi,
No la conocí de antes.
Aún se veían los vestigios,
De una casi extinta belleza.

Y Ahora en sus años canos..
Pobre de ella!
Abandonada por aquél a quien amó,
Hijo suyo, el dueño de sus energías.

Y allí la dejó, entregada a su suerte,
A manos, aunque buenas, desconocidas,
A las que el tiempo que restaba,
Ya no alcanzaba para comprender.

Así, recostada en mullida silla,
Quedó la dulce viejecita,
Intentando entre lágrimas recordar
Quién era aquél que la había olvidado.