Hace un tiempo atrás había escuchado, yendo en un viejo colectivo, una reprimenda hecha por una pobre viejita, a un hombre. El ómnibus estaba colmado de gente, no la llegué a ver a ella, pero lo oído aún lo recuerdo, y por alguna razón me causó una inolvidable impresión.
Ella estaba pidiendo dinero, y con actitud muy humilde pedía a la gente que de tener algunas monedas que les sobraran, pudieran regalárselas, ya que ella estaba necesitada. Al hablarle a un hombre que volvía del trabajo y estaba de traje, muy elegante, éste le contestó de forma agresiva y despectiva. En ese momento se hizo un silencio, y ella con voz segura, sin orgullo, pero tampoco achicada ante él, le dijo: "Señor, no porque Ud. esté de saco me debe hablar de esa forma, está de saco por eso me dice así, pero yo necesito, solo por eso pido".
Creo que nunca voy a olvidar aquella tarde. Nadie dijo nada, el hombre no contestó a la reprimenda, pero pienso que nunca más volvería a tratar despectivamente a una persona pobre que le pida algo. Y también la viejecita causó una impresión en mí, no pensé que contestaría, pero se defendió correctamente y de forma ubicada. Creo que el joven de saco del ómnibus aprendió una gran lección aquella tarde.
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