Nunca pensé que tantos errores podría cometer, aunque me consuelo pensando que el error es parte de la vida, y quien no yerra no es humano, sino un ser divino. Lo bueno del error es que es posible enmendarlo. Ninguno es esclavo de él, aunque podría serlo, de darle lugar. Mejor ser su soberano, y aprovechar la oportunidad para superarlo.
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